Trabajar en el mundo del TO (teatro de las oprimidas) suele conllevar la entrada en contacto con luchas históricas en las que hay numerosas barreras políticas, legales y mentales de la sociedad y nos encanta que las técnicas teatrales del TO puedan contribuir al cambio. Pero lo que ocurrió gracias a la Asociación Española de Fundaciones Tutelares (AEFT) el pasado 17 de noviembre fue muy diferente y esperanzador.

Nos propusieron colaborar en el I Congreso por el Derecho a decidir con apoyos para las personas con discapacidad, que convocaban para reivindicar, sí (siempre), pero también para celebrar. Celebrar un cambio “real y efectivo en la vida de las personas con discapacidad”. Un cambio que, como dice Gregorio Saravia, delegado del CERMI para los Derechos Humanos y la Convención de la ONU de la discapacidad, “llega luego de una década de reivindicaciones del movimiento asociativo para que la legislación nacional se adecúe a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y en concreto, al artículo 12 sobre la igual capacidad jurídica de las personas con discapacidad.”
Tras experiencias como la del Teatro legislativo para derogar la Ley Mordaza, poder compartir con otros colectivos y entidades sus logros y estrategias, fue un soplo de inspiración que nos reafirma en una de nuestras convicciones más profundas: que las y los participantes son los verdaderos faros de los procesos y que los talleres son un intercambio al estilo de Freire entre su capacidad de análisis político y emocional y las herramientas que aporta el teatro para visibilizar estas y otras problemáticas fundamentales.

El resultado fue que en un tiempo brevísimo (apenas 4 horas) el grupo, que estaba formado por personas venidas de todos los rincones del estado, lanzó varias preguntas sobre el camino pendiente tras la aprobación del artículo 12, tanto a las familias como a la sociedad en general, denunciando el estigma que se asocia a las personas con discapacidad y reafirmándose en diversas estrategias para defender su lugar de igual capacidad jurídica en la vida cotidiana.
Nuestro agradecimiento y emoción al grupo por la valentía de compartir sus historias con tanta gente y regalarnos un ejemplo de empoderamiento colectivo. Y a la AEFT por brindarnos la oportunidad de participar con ellas.
¡Seguimos caminando!
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